Alicia Álvarez, Osvaldo Arribas, Verónica Cohen, Clelia Conde, Norberto Ferreyra, Ursula Kirsch, Marta Nardi, Gustavo Pita, Alicia Russ, Anabel Salafia, Noemí SIrota Una lectura del libro de Klossowski, La moneda viviente, dirige gran parte del trabajo y nos orienta para considerar la noción de fantasma como objeto fabricado. Siguiendo el trabajo realizado por Klossowski es posible poner a trabajar, en cierta correspondencia, la noción de simulacro, de dinero, de fantasma, de bienes, goce y cuerpo. Fue necesario volver a leer a Hobbes con Bentham y Stuart Mill, la Revolución Industrial y el utilitarismo, con la idea de recuperar lo ficticio, lo útil, lo inútil, para esclarecer la cuestión del goce, su economía y la diferencia entre el goce y el valor de goce. La teoría de las ficciones y el utilitarismo permite comprender su importancia en la teoría del discurso político en tanto «ficcional». Estos textos ponen el acento en que la reproducción sexual que nos distingue a los que hablamos, no se transforme en mera producción en el sistema, haciéndonos perder las cosas del amor. Por eso, las preguntas y desarrollos de este libro son útiles y necesarios para la práctica clínica del psicoanálisis actual. Ficha técnica: ISBN: 978-987-9154-30-4…
Alicia ÁLvarez, Osvaldo Arribas, Clelia Conde, Norberto ferreyra, Ursula Kirsch, Gustavo Pita, Alicia Russ, Anabel Salafia ¿Qué es la realidad? es la pregunta que orienta este libro en el que se desarrollan distintas posiciones discursivas con sus matices e incompatibilidades, las que brindan diferentes respuestas a ese interrogante. El marco teórico-discursivo que hace al trabajo que la pregunta provoca remite al campo del goce. Esto es así porque, al decir de Lacan, toda práctica, en la medida en que está en relación con un discurso, circunscribe un goce en el cual se sostiene. Pero hay diferencias, ya sea en cuanto a la interrogación como al discurso, en la política, la ciencia y el psicoanálisis. En el campo de la ciencia fueron trabajados autores como Galileo, Newton, Einstein y Schrödinger. También se se tomó la producción de físicos contemporáneos como Brian Greene y Marc Lachièze-Rey. En lo que concierne a la política, Descartes, Hobbes y Leo Strauss condujeron, en la interrogación, a un encuentro con Rousseau, Maquiavelo y Nietzsche. Todos ellos también tienen un lugar en este libro. Lo mismo Carl Schmitt, autor con una posición clara aunque problemática y controvertida, la que hay que conocer por sus implicacias pasadas y…
Adalberto Levi Ambra, Alberto Marticorena, Alfredo Jerusalinsky, Cristina Khammar , Delia Elmer, Diego Halfón-Laksman, Dominique Inarra, Dora De Bentolila, Enrique Tenenbaum, Gerardo García, Haideé Garibaldi, Jader Bispo Cruz, Luis Herrero, Mauricio Szuster, Miriam Fratini, Noemí Quehé, Noemí Sirota, Norberto Ferreyra, Oscar Skopa, Patricia Gherovici, Robert Lévy Se arma una escena que tiene su lógica. Freud la insinúa. La relación entre padre, trauma y saber. Es interesante notar cómo el mismo interrogatorio de Freud va haciendo avanzar, en curso del relato, la constitución de un saber. La constitución de un saber no es algo abstracto, es algo que en la ida y las venidas de ese diálogo se va constituyendo como tal. Cuando se va llegando a la constitución de un saber, lo traumático va cediendo en su presión pulsional y va acompañado del alivio que Freud registra en el rostro de la joven. Entonces, cuando Lacan dice que la histeria conduce al saber –está escrito en las letras del discurso histérico–, no es exactamente que determine un saber sino que lo orienta, lo guía. El descubrimiento de Freud tiene que ver con la histeria en cuanto la histeria misma conduce al saber, a que algo se constituya como tal. Por supuesto, aquel que vaya al lugar donde se detenta este saber, como dueño, tomará el nombre familiar de padre. Y podrá ser…
Adelmo Manasseri, Anabel Salafia, Antonia Magalhaes, Clelia Conde, Diane Chauvelot, Elena Gomez, Enrique Millán, Enrique Rattín, Francisco Gonzalez Cobreros, Gérard Pommier, Gonzalo Garay, Graciela Berraute, Graciela Graham, Héctor Franch, Iaci Torres Padua, María Ramírez, Marta Nardi, Osvaldo Arribas, Patricia Cuestas, Robson Freitas Pereira, Ursula Kirsch, Victor Iunger, Zulema Pinasco Habíamos visto, en los principios de la cristiandad, una histeria elitista sublevando las grandes almas, entrañando la admiración, el amor; incluso la beatificación. Una Blandine, heroína sentada desnuda sobre una silla de metal al rojo vivo, incomodando a los espectadores por el olor a carne quemada, conservando en su vista, plena de dulzura y éxtasis, la alegría de su diálogo con Dios: estaba en el umbral de la condición humana. Para Blandine, como para todos los mártires de nuestro mito cristiano, la histeria era bien elitista, reservada para aquellos poseídos por Dios. Claro que también estaban las poseídas por el Diablo. En nuestros días, no importa quién, puede ser poseído, ni por Dios ni por el Diablo: lo inhumano no tiene que ser invocado. No importa quién, sin vocación especial, puede ser poseído por sí mismo, u otro aspecto de sí mismo. La histeria de hoy, develada por los trabajos sobre el inconsciente, no se refiere ni a Dios ni al Diablo, sino al hombre mismo, al ser parlante. Está al alcance de…
Alfredo Jerusalinsky, Anabel Salafia, Carlos Farrés Snelders, Contardo Calligaris, Delia Elmer, Diego Halfón-Laksman, Enrique Millán , Gerardo García , Jorge Fukelman , José Milano , Noemí Sirota, Norberto Ferreyra, Osvaldo Arribas, Renata Appel, Roberto Harari, Susana Palacios, Verónica Cohen, Victor Iunger, Zulema Pinasco ¿Por qué equivocación? Y ¿por qué sexual? La dimensión de la equivocación es coextensiva de lo inconsciente freudiano: los actos fallidos, los equívocos del habla, los lapsus de escritura, en suma, los actos sintomáticos o lo que luego –con Lacan– se dio en llamar formaciones del inconsciente. Lo que descubre el psicoanálisis es que esas equivocaciones no se producen sin relación con la verdad. Pero no es el único nivel en el que encontramos la equivocación. También la encontramos a nivel del sexo cuando el sujeto reclama para sí otro sexo que el que la naturaleza le ha dado, o también, cuando el sujeto se denuncia a sí mismo no siendo suficientemente hombre o no siendo la mujer que debería o esperaría ser. Estos enunciados denotan, por un lado, la insuficiencia de las determinantes biológicas para asegurar el sexo, por el otro, la función del ideal supliendo esta insuficiencia. Para los psicoanalistas, además, esto conlleva otras preguntas. Si siempre hemos distinguido la irrupción del inconsciente por lo que la conciencia distingue como equivocación, y al mismo tiempo, el…