Trauma, duelo y tiempo. Una función atea de la creencia

29 agosto, 2017

Norberto Ferreyra


El discurso del analista es importante por las palabras que lo articulan, pero más aún por lo que conlleva de una lógica sin palabras que, por otra parte, es lo que da valor a las mismas y hace a su eficacia en el orden del decir.

Trauma y duelo se ubican respecto de una dialéctica del tiempo que los articula y los diferencia a la vez.

Si el síntoma se dice en un presente discursivo que no se corresponde con lo actual, es porque resuena en la articulación temporal del amor entre la palabra y la voz. La voz, en tanto articulada, es presencia en el tiempo de la palabra del amor, en todas sus dimensiones: de trauma, de encuentro, de pérdida, de amparo, de angustia, de causa. Dimensiones atinentes al sujeto que el discurso del capitalismo forcluye.

La transmisión del psicoanálisis está en relación con la singularidad que hace al deseo de cualquiera puesto en función en el deseo del analista, es decir, en transferencia con el discurso del analista.

«No hay ética del deseo, la ética es el deseo» no es un juego de palabras, porque de lo que se trata es del problema de la referencia, del objeto y del ideal.

«Todos somos hijos del discurso» no es una metáfora, es que la referencia última de la interpretación no es el semblante paterno sino el objeto, su ruptura.

Ficha técnica
ISBN: 987-9154-14-2
Edición:
Colección: Psicoanálisis
Formato: 15×21.5 – 198 pp.
Año: 2000
TÍTULO NO DISPONIBLE

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